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lunes, 15 de mayo de 2017

MIRANDO AL TENDIDO

 
            En 1950 la publicación de un libro titulado "Operación Cicerón" (1) escrito por Ludwig Carl Moyzisch generó una gran controversia en la sociedad británica de postguerra dando lugar a una muy seria interpelación parlamentaria al gobierno de Su Graciosa Majestad ya que dicho libro no era otra cosa que las memorias de su autor, un agente alemán en Turquía durante la II Guerra Mundial, en las que ponía de manifiesto como el ayuda de cámara del embajador británico en Ankara, Elyesa Bazna, había proporcionado a los alemanes entre 1943 y 1944 detallados informes e importante documentación microfilmada sobre las conferencias de El Cairo y Teherán así como sobre la invasión de Normandía (2).


            El 4 de Mayo pasado la editorial Galaxia Guttemberg presentaba en Madrid un libro colectivo que bajo el título "Juan Carlos I, el Rey de la Democracia" reúne ocho trabajos  que abordan desde distintas facetas el papel histórico del Jefe del Estado, hoy emérito. Pues bien, uno de los trabajos comprendidos en el libro, concretamente el escrito por Charles Powell, historiador y Director del Real Instituto Elcano; desvela  una información desclasificada por EstadosUnidos en 2014 según la cual el entonces Jefe del Estado habría manifestado al Senador norteamericano Ed Muskie, enviado especial del Presidente Jimmy Carter, y al embajador de Estados Unidos en España, Terence Todman, que "él (Juan Carlos) consideraba que Melilla se podría ceder a Marruecos en un plazo relativamente corto de tiempo porque allí solo vivían 10.000 españoles" y que Ceuta podría convertirse en un protectorado internacional tal y como lo había sido Tánger entre 1923 y 1956 y que, aunque estas decisiones podrían generar un malestar en el ejército éste solo duraría dos meses y nuevamente él (Juan Carlos) podría controlar la situación. Esta conversación quedo resumida en un telegrama secreto enviado por la Embajada Norteamericana en Madrid al Departamento de Estado y que, tras ser desclasificado su contenido, es mencionado en el citado libro.

            Han pasado casi dos semanas de la presentación del libro y de que la prensa se hiciera eco de la sorprendente noticia y nadie dentro de las diferentes castas institucionales ha dicho ni hecho nada. Aquí, en nuestro cada vez más destartalado país, no ha habido controversias sociales ni interpelaciones parlamentarias ni solicitud alguna de depuración de responsabilidades a pesar de la crucial trascendencia de esta información.

            La enorme trascendencia de la noticia radica en que estas conversaciones tuvieron lugar el 30 de Abril de 1979, es decir, cuatro meses después de la entrada en vigor de la Sacrosanta Constitución Española de 1978 que establecía que "la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado", preveía que Ceuta y Melilla pudiera constituirse en Comunidades Autónomas (Disposición Transitoria 5ª) y que enviasen representantes al Congreso y al Senado (Art.68.2 y Art. 69.4).  Asimismo, resulta curioso que el anterior Jefe del Estado solo se refiriera al "malestar del ejército" y no a la posibilidad de que las Cortes Generales denegasen esa cesión territorial lo que implica un cierto desprecio a esa institución. Igualmente resulta extremadamente curiosa la posición del Gobierno del Partido Popular que, quitando importancia a la noticia, ha situado las opiniones del Jefe del Estado emérito en el "Paleolítico Inferior", cuando afectan de manera radical a "la soberanía Nacional" que tanto enarbola el gobierno frente a las pretensiones de Cataluña.

En el fondo la noticia, de ser cierta, trata de una conversación de carácter delictivo sostenida por el  ex-Jefe del Estado con representantes extranjeros pues la supuesta cesión de Melilla y la conversión de Ceuta en un protectorado internacional atentaba directamente contra la Constitución 1978 modificándola sustancialmente sin acudir  a los trámites previstos en la propia Constitución para su modificación lo que constituye, como poco, un golpe de Estado y afectaba colectivamente a multitud de ciudadanos españoles que podrían haber dejado de serlo o verse obligados a trasladarse forzosamente por la unilateral decisión del ex-Jefe del Estado, lo que podría constituir un delito de genocidio.

            Así pues, sentado y argumentado la gravedad de la información y el carácter presuntamente delictivo de la conversación a la que se refiere es preciso que se aclare urgentemente si tal noticia es falsa o verdadera realizándose para ello la correspondiente investigación judicial y parlamentaria. Si la noticia es falsa debe dar lugar al correspondiente procedimiento por injurias y calumnias contra el autor del artículo contenido en el libro "Juan Carlos I, el Rey de la Democracia" y de ser verdadera debe ser el ex-Jefe del Estado, hoy emérito, quién rinda cuentas judiciales y políticas porque de no hacerlo se deslegitimarán aún más las Instituciones del Estado y una casta política que parece no haberse enterado de la extrema gravedad del asunto y permanece extasiada mirando al tendido ensimismada con su ansia de poder y con sus propios problemas que, evidentemente, no son los del pueblo español en vez de exigir la justa rendición de cuentas en vida a un ex-Jefe del Estado que, esta vez, no tiene extinguida la posible responsabilidad criminal por fallecimiento (3).




















(1) Este libro inspiró en 1962 la película "Cinco Dedos" u "Operación Cicerón" dirigida por Joseph L. Mankiewicz y protagonizada por Charles Mason.

(2) Se considera que la información proporcionada por Elysea Bazna a los alemanes es la más graves e importante información transmitida por un espía al enemigo durante la II Guerra Mundial.

(3) Hemos de tener en cuenta que en estos momentos hay personas que están yendo a la cárcel por robar una gallina o por casos de corrupción mientras que la información vertida en el libro pone de manifiesto que el emérito Jefe del Estado estaba dispuesto a jugar con la vida y la hacienda de unos cincuenta mil españoles (diez mil en Melilla y cuarenta mil en Ceuta) en lo que implicaría una quiebra constitucional y un acto de corrupción inaudito. Asimismo resulta difícil, por no decir imposible, apelar a la unidad de la soberanía nacional frente a los nacionalismos periféricos cuando el propio Jefe del Estado español estuvo dispuesto a romper con tal principio ante una potencia extranjera.

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