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martes, 21 de noviembre de 2017

EL RETORNO DE LOS JABALÍES






En un tiempo donde se habla mucho de memoria histórica y de la misma se pretende hacer constante actualidad, llama la atención que sea más lo que se oculta o se ignora que lo que sale a la luz. En un tiempo donde se idealiza el periodo de la Segunda República, resaltándose sus éxitos y minimizando sus errores, se ignora la existencia, durante la legislatura constituyente de la misma, de un grupo oficioso de diputados conocido como "los Jabalíes".

            El nombre de "los Jabalíes" se debe a un discurso pronunciado por don José Ortega y Gasset, en Octubre de 193, en el que afirmaba que "es de plena evidencia, que hay, sobre todo tres cosas que no podemos venir a hacer aquí, ni el payaso, ni el tenor, ni el jabalí" para referirse a un grupo de diputados, considerados de extrema izquierda, que precisamente se dedicaban en el Congreso a esas tres mencionadas  actividades y entre los que destacaba un pionero y héroe de la aviación española, diputado por la circunscripción de Barcelona y elegido en las listas de Esquerra Republicana Cataluña, llamado Ramón Franco Bahamonde (1).

            La anterior introducción histórica que podrá parecer sin sentido no lo es tanto si consideramos que lo que en otros países es Historia, y por tanto objeto de reflexión intelectual sobre el pasado, en el nuestro es actualidad y objeto de la actividad política, lo que hace en gran medida que la Historia de España sea más bien aburridamente repetitiva que meramente cíclica pudiéndose decir que no hay acontecimiento que hoy ocurra que no haya ocurrido antes de la misma manera aunque en tiempo diferente y con distintos protagonistas. Conforme a esta expresada filosofía, no puede por menos que llamar poderosamente la atención que en el actual Congreso de los Diputados, al igual que en las Cortes Constituyentes de la II República, hayan reaparecido "los Jabalíes" aunque esta vez se trate de un grupo reducido, por el momento, a un solo diputado elegido, al igual que Ramón Franco, por la circunscripción de Barcelona y en las listas de Esquerra Republicana de Cataluña. Evidentemente me estoy refiriendo a Gabriel Rufián.

            Lejos de ser un Demóstenes o un Cicerón, Gabriel Rufián no pasará a la historia del parlamentarismo por acudir al Congreso para lanzar alguna Filípica o Catilinaria u otra pieza oratoria menor, sino por los divertidos espectáculos que monta en el Congreso que hacen que la pretendida augusta institución se convierta en un Cabaret de Varietés de medio pelo.

            Cuando el señor Rufián no utiliza la palabra para lanzar recios mensajes al gobierno sobre la higiene básica de las manos aparece por el hemiciclo con una antigua impresora de ordenador ignorando que, como elemento informático periférico, de nada sirve sin conexión a un ordenador o con unas esposas en plan dómine haciendo desear al expectante público su aparición sobre el escaño con la correspondiente fusta que haga derivar el show hacia un espectáculo erótico festivo de carácter no tradicional.

            Y es que Gabriel Rufián no es que se perfile, sino que se ha convertido en el nuevo "Jabalí" del Congreso, un digno sucesor de aquel grupo de "los Jabalíes" de las Cortes republicanas que encabezara el Comandante Franco y que, al igual que aquellos, pretende imitar a la "Montaña" de la Asamblea Legislativa francesa de 1791, fracasando en tal intento por no alcanzar, ni aproximarse siquiera, la categoría de un  Marat, aunque sí pudiera llegar a la de un Fouché por los hábiles equilibrios que mantiene cuando dice una cosa y hace la contraria manteniendo a su público siempre contento (2).















(1) Ramón Franco Bahamonde, pionero de la aviación española y héroe del Plus Ultra, se presentó a las Elecciones Generales del 28 de Junio 1931 por las circunscripciones de Sevilla y de Barcelona, en la primera, junto con el andalucista Blas Infante, por las listas del Partido Republicano Revolucionario y en la segunda por las listas de Esquerra Republicana de Catalunya. Saliendo elegido por ambas circunscripciones y listas  renunció a su acta por la capital hispalense convirtiéndose en diputado por Barcelona e integrándose en el grupo parlamentario de Esquerra Republicana de Catalunya.


(2) ¿No constituye un ejemplo de equilibrio propio de un genial funambulista decirse ciudadano, miembro y partidario de una proclamada República Catalana independiente, suscribiendo una escueta despedida de España en una red social y continuar acudiendo al Congreso de los Diputados a calentar el escaño y a percibir la nómina que le abona el Reino de España?. ¿No es otro ejemplo de equilibrio magistral el decir "Adiós España" en twitter y "Buenos días" todos los días en el Congreso de los Diputados?.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso de que Ramon Franco fue diputado de Esquerra Republicana de Catalunya no lo sabia.

Luego hablaran del Franquismo y de los franquistas. Desde luego ellos no lo haran sin conocimiento de causa.

Muchas gracias por la informacion.

David dijo...

No me parece mal que el Rufián cobre del Estado Español.Hay que comer.

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